Geoffrey Hinton, reconocido como uno de los pioneros en el campo de la inteligencia artificial (IA) y reciente laureado con el Premio Nobel de 2024, ha reiterado su preocupación sobre los peligros potenciales que la IA representa para la humanidad. En entrevistas concedidas tras su galardón, Hinton ha recalificado la amenaza existencial de la IA como inminente, sugiriendo que podría materializarse en menos de 20 años, una revisión considerablemente más apremiante en comparación con sus estimaciones anteriores de 50 a 100 años.
Hinton enfatiza la necesidad crítica de que los seres humanos mantengan el control sobre el desarrollo y la aplicación de la IA. Argumenta que el esfuerzo por asegurar este control debe intensificarse, aunque reconoce que los gobiernos posiblemente carezcan de los recursos necesarios, y que son las grandes corporaciones las que disponen de las capacidades para tomar la iniciativa en este frente. Sugiere que estas empresas deberían asignar un tercio de su potencia de cómputo a la investigación de cómo mitigar los riesgos asociados con la IA, aunque consideraría suficiente dedicar una cuarta parte de sus recursos a este propósito.
Además de sus advertencias, Hinton ha actuado en consecuencia, dejando su posición en Google en la primavera de 2023 para centrarse en sensibilizar acerca de los riesgos asociados con la IA. Su trabajo como pionero del aprendizaje automático y su contribución al avance de la IA son significativos, y su decisión de abandonar Google subraya la seriedad de sus preocupaciones.
No obstante, no todos comparten la visión pesimista de Hinton. Yann LeCun, líder en IA de Meta y otro destacado experto en el campo, ha criticado lo que considera una perspectiva alarmista, argumentando que la IA, especialmente en su forma generativa actual, es lejos de ser una amenaza y que no alcanzará a igualar la inteligencia humana en el futuro cercano.
La dicotomía entre el optimismo y el pesimismo en el discurso sobre la IA refleja la complejidad y la incertidumbre inherentes al impacto futuro de esta tecnología. Mientras que algunos ven un potencial ilimitado, otros, como Hinton, instan a la precaución y a una planificación cuidadosa para mitigar los riesgos potenciales que podría acarrear una inteligencia artificial avanzada y autónoma.
