Hace 20 años habría apuntado a mi hija a los colegios top, ahora creo que eso ya no importa

La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo el presente y el futuro, modelando nuestra realidad de manera tan acelerada que lo indispensable hoy podría volverse accesorio mañana. En un mundo cada vez más influenciado por las máquinas, la educación y la formación de habilidades enfrentan una metamorfosis significativa. Benjamin Mann, cofundador de Anthropic y uno de los «seis de Anthropic» que dejaron OpenAI, aboga por una visión de la educación enfocada en la felicidad, la curiosidad y la amabilidad sobre la obtención de conocimientos académicos tradicionales. En un futuro dominado por la IA, Mann y otros líderes del sector, como Mark Chen de OpenAI, cuestionan el valor de los títulos académicos y los doctorados en IA, sugiriendo que estas credenciales están perdiendo su importancia frente a capacidades más adaptativas y creativas.

Sam Altman, CEO de OpenAI, refuerza esta idea, argumentando que saber hacer las preguntas correctas será más crucial que conocer las respuestas, ya que la IA asumirá roles de ejecución que antes requerían aprendizaje humano detallado, como programar o diseñar. Esto implica un cambio profundo en la índole de la educación y en las habilidades valoradas para el éxito profesional, donde capacidades como la creatividad y la curiosidad tomarán el centro del escenario sobre la memorización de información o la ejecución técnica. Jensen Huang de NVIDIA coincide, señalando que habilidades tradicionalmente valoradas, como la programación, podrían volverse menos relevantes en un mundo donde la IA asume muchas de esas tareas.

Este panorama sugiere un cambio paradigmático en cómo concebimos la educación, el trabajo y las habilidades necesarias para prosperar en la era de la IA. La habilidad para interactuar con la tecnología a través de preguntas creativas y la capacidad de innovar y soñar más allá de las capacidades actuales de las máquinas parecen ser las claves para el futuro. En este contexto, el desarrollo personal y la adaptabilidad serán indispensables para navegar un mundo donde lo que se valora no es lo que sabemos, sino cómo utilizamos ese conocimiento para innovar y hacer preguntas que lleven a la IA y a la sociedad hacia adelante.