hoy se posiciona como capital de la robótica

La identidad industrial de Odense, Dinamarca, estuvo caracterizada por sus astilleros, líderes en la construcción de los más avanzados portacontenedores, incluidos los gigantes de la clase Mærsk E. Sin embargo, desde finales de 1970, la industria naval danesa comenzó a declinar ante la competencia de Asia, donde los costes de producción eran más bajos. A pesar de los esfuerzos del gobierno danés, la cuota de mercado de los astilleros europeos cayó drásticamente. Esto llevó a que compañías como Mærsk buscaran la construcción de sus barcos en astilleros asiáticos, como los de Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering en Corea del Sur.

Ante este panorama, Odense y Dinamarca encontraron una salida reorientando su enfoque industrial hacia nichos tecnológicos de alto valor añadido, como el desarrollo de motores marinos innovadores y software para la automatización portuaria. Odense, en particular, apostó por la robótica y la automatización, aprovechando el conocimiento técnico heredado de su industria naval. Esta transformación no fue instantánea, sino el resultado de una respuesta a la urgencia con el apoyo de inversión pública, universidades, y el ecosistema industrial local.

El crecimiento de firmas como Universal Robots y Mobile Industrial Robots en Odense fue notable. Se especializaron en el desarrollo de cobots y robots móviles autónomos, respectivamente, marcando la transición de la ciudad hacia un clúster tecnológico de robótica, uno de los más dinámicos de Europa. Este cluster, apoyado por la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), ha crecido significativamente, siendo clave en la transformación de Odense en un referente en robótica.

No obstante, la ciudad enfrenta el desafío de sostener este ecosistema en un contexto global competitivo, donde otros actores como China, Silicon Valley, y diversas ciudades europeas y estadounidenses están invirtiendo fuertemente en robótica. El futuro de Odense, buscando convertirse en la mejor ciudad para el desarrollo de robots, depende de su capacidad para atraer inversores, retener talento y demostrar su viabilidad a largo plazo como un modelo sostenible en el dinámico campo de la automatización y la robótica.