La humanidad ha perseguido la creación de armas láser durante años, con los primeros experimentos datando de la Guerra Fría, como las pistolas láser de la URSS. Ahora, varios países han avanzado en el desarrollo de estas tecnologías no solo a nivel experimental sino también para su implementación en el campo de batalla. Ejemplos de ello son el BlueHalo Locust estadounidense, el cañón Zarira ruso, el DragonFire británico y el ‘Proyecto Star Wars’ surcoreano. Israel también ha desarrollado su propio cañón láser, Iron Beam, con más de 1.000 millones de dólares invertidos en el proyecto, el cual ha capturado el interés de Estados Unidos.
Además, Israel es conocido por su avanzado sistema de interceptación de misiles, la Cúpula de Hierro (Iron Dome), que ha demostrado ser extremadamente eficaz en la interceptación del 99% de amenazas entrantes, y ahora busca integrar la tecnología láser con el Iron Beam en este sistema. Este láser, capaz de mantener una potencia de 100 kW a 10 kilómetros de distancia, ha sido probado con éxito contra drones, cohetes, bombas de mortero y misiles antitanque, prometiendo una munición casi ilimitada a un costo significativamente menor comparado con los misiles interceptores tradicionales.
Otro aspecto crucial de las armas láser es el potencial para reducir los daños colaterales, siendo su precisión una ventaja significativa sobre los sistemas de misiles convencionales. Sin embargo, la evolución de estos sistemas a la velocidad de la luz ha encontrado algunos retos prácticos que van desde la necesidad de una fuente de energía potente hasta el mantenimiento especializado del sistema.
Estados Unidos mantiene un ojo en el desarrollo del Iron Beam de Israel, dada la posibilidad de obtener datos cruciales sobre su empleo en condiciones reales. A pesar de los desafíos, la implementación del Iron Beam es esperada para 2025, lo que representa un paso significativo hacia la integración plena de estas tecnologías en sistemas de defensa existentes, prometiendo un futuro donde la guerra se libra con precisión láser y eficiencias de costos inéditas.
