La IA ya puede ver y escuchar cosas. Ahora un exempleado de Google está intentando que también pueda olerlas

Alex Wiltschko, quien pasó cinco años en Google desarrollando tecnologías para otorgar a las máquinas el sentido del olfato, fundó en 2022 su propia startup, Osmo, con el propósito de digitalizar el olfato. Este avance, a su juicio, reformará ámbitos como la detección temprana de enfermedades, el seguimiento de pandemias, la producción de alimentos y la repelencia de insectos, entre otros. A corto plazo, Wiltschko apunta a que Osmo permita la elaboración de moléculas de aroma de manera sostenible, beneficiando la producción de perfumes, champús y otros productos, sustituyendo ingredientes nocivos por otros seguros y no irritantes.

Durante su periodo en Google Research, Wiltschko y su equipo emplearon el aprendizaje automático para desarrollar un mapa de olores, categorizando 5.000 moléculas aromáticas en tipos como afrutado o floral. Este proceso implica un análisis detallado de las estructuras moleculares, un área en la que la inteligencia artificial (IA) ha demostrado ser particularmente útil para identificar patrones y predecir olores.

La creación de una biblioteca de aromas planteó desafíos, puesto que no existían bases de datos previas que fueran provechosas para el proyecto. El equipo de Osmo dedicó un año entero a generar esta colección desde cero, encontrando poca utilidad en los datos proporcionados por desarrolladores de perfumes existentes. A largo plazo, Osmo aspira a clonar aromas mediante la digitalización y posterior reproducción con ayuda de modelos de IA, un avance que podría transformar la industria del perfume. Ya se vislumbran progresos similares en el mercado, como el CyberDog de Xiaomi, capaz de detectar ciertos olores, señalando un futuro prometedor para la tecnología olfativa.