La pregunta de si buscaríamos trabajo si nuestras necesidades básicas estuvieran cubiertas ha fascinado a sociólogos y economistas, generando debates sobre la renta básica universal (RBU), especialmente ante el avance de la inteligencia artificial y su impacto en el empleo, como señala Sam Altman. Experimentos en todo el mundo han explorado las implicaciones prácticas de proporcionar ingresos que cubran las necesidades básicas. Entre 2017 y 2019, Barcelona realizó el programa B-MINCOME, desembolsando hasta 1.297 euros mensuales a 822 hogares de barrios vulnerables, buscando estudiar los efectos en la participación laboral y la inclusión social.
Los receptores de la prestación se dividieron en grupos: uno con una renta básica (SMI) vinculada a actividades formativas voluntarias, otro con una renta limitada que se reducía al recibir un salario, y un tercero con una retirada gradual de la prestación al aumentar el ingreso salarial. Resultados del estudio indicaron que la modalidad de renta limitada desincentivaba la búsqueda de empleo, reduciendo en un 22% la probabilidad de trabajar, ya que por cada euro ganado en salario, se descontaba un euro de la renta básica. Esta caída en la búsqueda de empleo no solo afectaba al receptor sino también al núcleo familiar, perpetuando la dependencia del subsidio.
Por otro lado, el grupo que recibió una renta con descuento parcial por ingresos salariales mostró un incremento del 6,5% en la probabilidad de encontrar trabajo, evidenciando una mayor eficacia en la reinserción laboral y un menor coste para la Administración en comparación con la modalidad de retirada total. Este modelo también permitía una mejor conciliación familiar, especialmente en hogares con hijos, donde algunos adultos optaron por dedicarse más intensamente a los cuidados del hogar y la familia.
En conclusión, el proyecto B-MINCOME reveló que la efectividad de la renta básica depende en gran medida del diseño de la ayuda, mostrando que es posible incentivar la búsqueda de empleo y mejorar la situación de familias vulnerables sin caer en lo que se denomina «trampas de pobreza». Estos hallazgos se alinean con experiencias similares en Alemania, resaltando la importancia de condiciones adecuadas para fomentar el progreso socioeconómico de la población en riesgo de exclusión.
