Le preguntaron al mejor ajedrecista del mundo cuánto alcohol tendría que beber para perder una partida. Hemos hecho números

Magnus Carlsen, el gran maestro y número uno del ajedrez mundial, fue preguntado por Levy Rozman, un destacado youtuber ajedrecístico, sobre cuántas cervezas necesitaría beber para que Rozman tuviera alguna oportunidad de ganarle en una partida de ajedrez. Carlsen, medio en broma, respondió que comenzaría con 20 cervezas y evaluaría a partir de allí. La conversación, aunque ligera, toca el interesante tema de cómo el alcohol puede afectar las capacidades cognitivas necesarias para jugar ajedrez, un deporte en el que cada jugador tiene una calificación Elo que predice sus posibilidades de ganar partidas. Actualmente, Carlsen tiene un Elo significativamente más alto que Rozman, lo que significa que en condiciones normales, Rozman tiene solo un 4% de posibilidades de vencer a Carlsen.

El ajedrez es un juego que requiere una alta función cognitiva, incluida la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento y una toma de decisiones precisa, todas las cuales pueden verse afectadas negativamente por el consumo de alcohol. Así, pese a los efectos potencialmente desinhibidores que podrían llevar a un juego más agresivo y menos predecible, la alteración de las funciones ejecutivas y la psicomotricidad probablemente disminuirían significativamente el rendimiento en ajedrez.

Otro aspecto a considerar es cómo la experiencia previa de Carlsen con el alcohol y el ajedrez podría influir en su rendimiento. Aunque ha dejado de beber mucho desde 2019, Carlsen era conocido por jugar en línea mientras bebía antes de ese año. La mención de «20 cervezas» probablemente era más humorística que seria, ya que un nivel de alcohol en sangre de 0,08 o superior —fácilmente alcanzable con cuatro o más cervezas— empeoraría rápidamente el rendimiento cognitivo. En resumen, aunque el comentario de Carlsen fue en tono de broma, subyace la realidad de que el alcohol tiene efectos significativos en el rendimiento cognitivo, incluso en actividades altamente estratégicas como el ajedrez.