Los asistentes de voz pre-ChatGPT están muertos. Y Apple es la única que aún no ha ido al entierro

Esta semana marcó un hito poco común en la contienda tecnológica entre los asistentes de voz, ya que Amazon y Google anunciaron simultáneamente sus más recientes dispositivos para el hogar. Amazon introdujo el Echo Dot Max, Echo Studio, Echo Show 8 y Echo Show 11, enfatizando en el diseño como su principal atractivo. Por otro lado, Google presentó el Nest Cam, Nest Doorbell, Google Speaker y una versión renovada de la aplicación Google Home, adoptando una estrategia que contempla convertir la experiencia doméstica en un servicio por suscripción.

La simultaneidad de estos lanzamientos refleja una urgencia compartida por ambas compañías para avanzar de los clásicos Alexa y Google Assistant hacia versiones mejoradas propulsadas por modelos de lenguaje avanzados. Este cambio se debe al impacto significativo que ChatGPT tuvo al demostrar el potencial de una interacción más auténtica e inteligente con la inteligencia artificial.

Amazon y Google ahora persiguen un futuro donde los dispositivos no solo respondan comandos básicos, sino que ofrezcan conversaciones naturales y comprendan el contexto de las situaciones domésticas, tales como distinguir entre diferentes tipos de movimiento o eventos. Sin embargo, este avance hacia una inteligencia artificial más integrada y contextuada viene con un modelo de suscripción mensual, lo que indica una transición hacia modelos de ingreso basados en servicios recurrentes.

En medio de esta evolución, se hace evidente el gran desafío financiero y técnico que implica el desarrollo y sostenimiento de estos modelos de lenguaje avanzados. Mientras tanto, Apple permanece con una versión aún limitada de Siri, aunque se intuye que está trabajando hacia su propia innovación en este ámbito con posibles actualizaciones futuras.

Estos desarrollos sugieren que el paradigma de los asistentes de voz está experimentando un cambio fundamental, moviéndose hacia interacciones más ricas y personalizadas. El desafío principal para Amazon y Google ya no es técnico, sino cambiar la percepción de los usuarios y hacer que estos vean valor agregado en los servicios ofrecidos. La competencia no es solamente entre las empresas, sino también por capturar la imaginación y el hábito de los consumidores en un mercado tecnológico que evoluciona rápidamente.