Muchas personas coleccionan imanes de nevera como recuerdos de viajes o regalos. Sin embargo, ha surgido una leyenda urbana que sugiere que estos adornos magnéticos pueden aumentar el consumo de electricidad de un refrigerador. La creencia se basa en la idea de que los campos magnéticos de los imanes interactúan con la corriente eléctrica del electrodoméstico, afectando su eficiencia energética.
Para investigar esta afirmación, se contactó a varios fabricantes de refrigeradores. LG, por ejemplo, desmintió rápidamente la teoría, señalando que lo único que los imanes podrían causar es manchas o arañazos en la puerta del frigorífico. Indicaron que el consumo de electricidad se ve afectado por otros factores como la frecuencia con que se abre la puerta, la temperatura ambiente y colocar alimentos calientes en el interior. Bosch añadió que el uso excesivo de imanes podría afectar las bisagras de la puerta del refrigerador debido al peso adicional, no por la presencia de un campo magnético. Por su parte, Endesa también desmintió que los imanes de nevera incrementen el consumo eléctrico, aclarando que los campos magnéticos generados por estos adornos son demasiado insignificantes como para influenciar el funcionamiento del electrodoméstico o afectar la comida almacenada en su interior.
Los adornos imantados, en realidad, producen campos magnéticos con un alcance muy limitado y no son capaces de atravesar la puerta del frigorífico. Incluso las neveras emplean sellos magnéticos para asegurar un cierre hermético. Para afectar el consumo eléctrico de un electrodoméstico de manera significativa, se necesitaría un imán extremadamente potente.
Para reducir el consumo de un refrigerador, se recomienda un uso responsable y realizar un mantenimiento adecuado. Esto incluye no dejar la puerta abierta innecesariamente, ajustar la temperatura adecuadamente, organizar los alimentos según las zonas de refrigeración recomendadas y evitar la acumulación de hielo en el congelador.
