Cuando una persona considera invertir más de 200.000 euros en un automóvil, generalmente cuenta con un patrimonio considerable y un nivel de ingresos que supera con creces las necesidades básicas, ubicándose en la categoría de millonario. Curiosamente, incluso para quienes ostentan esta riqueza, existe la posibilidad de financiar a plazos vehículos de lujo, como el Mercedes Maybach Clase S, un coche que representa el pico del lujo en la automoción, ofreciendo desde asientos de primera clase hasta detalles extremadamente refinados.
Este modelo puede costar desde 200.200,01 euros, pero personalizándolo según los gustos del comprador, el precio puede ascender fácilmente más allá de los 420.000 euros. La financiación de este lujo móvil puede implicar una inversión aún mayor, con costes adicionales significativos en intereses y gastos. A pesar de esto, y la aparente incongruencia de que un millonario opte por financiar la compra en lugar de pagar al contado, la explicación parece residir en la estrategia de inversiones.
Muchos millonarios, al poseer el conocimiento o el asesoramiento adecuado, prefieren invertir el capital que de otro modo se destinaría al pago total del vehículo, apostando por obtener rendimientos superiores de esos fondos durante el período de financiación. En este contexto, la carga financiera puede verse más como una inversión rentable que como un gasto, especialmente en un entorno económico favorable para ciertos mercados e inversiones.
Además, las estrategias de compras y financieras para grandes fortunas suelen diferir sustancialmente de las de los individuos comunes, potencialmente aprovechando estructuras corporativas y beneficios fiscales asociados con opciones de renting y otros sistemas financieros, lo cual hace que, incluso en el ámbito del lujo extremo, la financiación pueda ser una herramienta útil y estratégicamente ventajosa.