El barrio de Crecent Prk en Palo Alto, California, conocido por su tranquilidad y vecindad distinguida, experimentó un cambio notable con la llegada de Mark Zuckerberg. El fundador de Meta invirtió más de 110 millones de dólares en la compra de al menos 11 propiedades, transformando el área en un macrocomplejo residencial que ha desencadenado inconformidad entre los residentes remanentes. Este movimiento ha sido descrito como un juego de Monopoly en la vida real, comenzado en 2011 con adquisiciones de propiedades adyacentes a su residencia principal, a menudo pagando el doble o triple de su valor de mercado. Las compras, realizadas a través de empresas de nombres ecológicos, han llevado a Zuckerberg a poseer una manzana entera en un momento donde California enfrenta una crisis habitacional aguda.
El multimillonario no solo se ha enfocado en acumular casas; su visión incluye la creación de un complejo con todas las comodidades posibles. Este complejo abarca una residencia principal, casas de huéspedes, jardines extensos, una pista de pickleball y una piscina con un hidrosuelo para eventos, además de proyectos subterráneos que incluyen «búnkeres». El desarrollo de estos ambiciosos proyectos ha significado una presencia constante de obras por cerca de ocho años, alterando la calma que caracterizaba al barrio.
La presencia de Zuckerberg va acompañada de una vigilancia intensa, con cámaras de seguridad y equipos de seguridad privada que mantienen un control estricto sobre el área, a menudo interrogando a los transeúntes. Los vecinos, particularmente afectados, describen esta situación como una invasión, sintiendo su historial y paz comunitaria comprometidos por el poder y los recursos del CEO de Meta.
Este fenómeno no es exclusivo de California; Zuckerberg también ha emprendido proyectos de gran envergadura en Hawái. Esta tendencia, compartida por otros multimillonarios como Jeff Bezos, refleja una nueva realidad donde individuos de riqueza extrema personalizan sus entornos a gran escala, forjando imperios residenciales que plantean desafíos a las comunidades circundantes. A pesar de los intentos de los Zuckerberg por compensar a los vecinos afectados por las molestias, la transformación de Crecent Park resalta las complejidades y controversias que surgen cuando los ricos ejercen su poder e influencia en espacios residenciales.
