Sam Altman, el co-fundador de OpenAI, ha retomado su influencia en la compañía tras una breve destitución en noviembre del año pasado. Una investigación independiente llevada a cabo por WilmerHale, revisando más de 30.000 documentos y realizando numerosas entrevistas, concluyó que la junta directiva anterior actuó de manera precipitada al destituir a Altman sin permitirle abordar las preocupaciones existentes. La investigación criticó a la junta anterior por desestabilizar a OpenAI y basar su decisión en la pérdida de confianza hacia Altman, sin considerar preocupaciones sobre la seguridad de los productos, el ritmo de desarrollo, las finanzas de la compañía ni sus declaraciones a inversores, clientes o socios comerciales.
Como resultado, Altman ha sido reintegrado al consejo de administración, junto con Greg Brockman, quien también había renunciado en solidaridad. La junta se ha renovado con tres nuevos miembros con experiencia en entornos regulatorios complejos: Sue Desmond-Hellmann, Nicole Seligman y Fidji Simo. Además, se han anunciado cambios en la gobernanza de la empresa, incluyendo un nuevo conjunto de directrices, una política fortalecida sobre conflictos de intereses, una línea directa para denuncias de irregularidades y la creación de un comité de Misión y Estrategia.
