El mercado laboral experimenta un aumento en la oferta de empleos durante los meses previos al verano, debido a la temporalidad y a la necesidad de cubrir vacantes. Sin embargo, un fenómeno destacado en este contexto es la proliferación de lo que se conoce como ofertas de empleo fantasma, que a pesar de atraer a candidatos cualificados, no resultan en contrataciones reales. Estas ofertas representan un desafío tanto para los solicitantes como para las plataformas de empleo, dañando la reputación de estas últimas y complicando el proceso de búsqueda para los trabajadores.
Un informe de Revelio Labs y Bloomberg apuntó que en 2023, alrededor del 50% de las ofertas de empleo publicadas en EE.UU. eran falsas, ilustrando la magnitud del problema. Este tipo de ofertas suelen permanecer activas debido a prácticas cuestionables por parte de las empresas, que buscan mantener actualizada una cartera de posibles candidatos para futuras vacantes inesperadas o para cumplir con ciertas métricas internas de contratación, sin un interés real en contratar a corto plazo.
Las consecuencias de las ofertas de empleo fantasma son significativas, prolongando innecesariamente la búsqueda de empleo para muchos candidatos y afectando negativamente la percepción de las empresas que las publican. En particular, las estrategias para identificar estas ofertas incluyen la vigilancia de la antigüedad de la publicación, la vaguedad en la descripción de la vacante y la repetición frecuente de la oferta en las plataformas de empleo.
Finalmente, el fenómeno de las ofertas fantasma es un reflejo de prácticas poco éticas dentro de ciertos procesos de contratación y plantea la necesidad de un mayor escrutinio y transparencia tanto por parte de las empresas como de las plataformas que facilitan la búsqueda de empleo. Los candidatos, por su parte, comienzan a adoptar medidas contra empresas que recurren a esta práctica, potencialmente afectando su capacidad para atraer talento cualificado en el futuro.