Tras años siendo usuario de Apple, la Microsoft Surface Pro 11 captó mi atención por combinar la versatilidad de una tablet como el iPad Pro con la funcionalidad de un MacBook, pero utilizando Windows. Esta combinación resultó atractiva y llevé a cabo una prueba de dos semanas con esta nueva «bestia» de Microsoft, enfrentándome a un equipo fascinante que, a pesar de sus múltiples ventajas, también presentó algunas limitaciones.
La Microsoft Surface Pro 11 posee una pantalla OLED de 13″ con una calidad de imagen sobresaliente, procesador Snapdragon X Elite que ofrece un rendimiento fluido para la mayoría de las aplicaciones cotidianas, y una batería con autonomía promedio de hasta 14 horas, aunque la compatibilidad de aplicaciones es una de sus principales debilidades. Su diseño es elegante y versátil, gracias al icónico kickstand y un teclado que ofrece una experiencia de escritura muy satisfactoria.
Entre sus cualidades más destacables se encuentran su pantalla espectacular, la experiencia de escritura, su versatilidad como dispositivo 2 en 1, y una destacada autonomía. Sin embargo, se enfrenta a challenges tales como la integración y compatibilidad con el ecosistema de Windows y la aún incipiente implementación de funcionalidades de inteligencia artificial que, aunque prometedoras, no parecen ser aún un factor decisivo para su adquisición.
La funcionalidad de IA, denominada Copilot+, ofrece características innovadoras como el desenfoque de fondo en videollamadas y la mejora de iluminación, pero algunas funciones como la generación de imágenes o los filtros para fotos parecen estar en una fase muy temprana de desarrollo.
El dispositivo brilla por su versatilidad, capaz de alternar entre un uso tablet para ocio y el de un laptop para trabajo, con un sistema operativo de escritorio completo. Esta característica, sumada a la capacidad de multitarea y a una experiencia de usuario optimizada para la productividad, hace de la Surface Pro 11 una opción atractiva para aquellos en busca de un equipo todoterreno.
En el lado negativo, la compatibilidad de algunas aplicaciones y un ecosistema de accesorios limitado empañan la experiencia, junto con capacidades de IA aún en desarrollo. El precio, aunque elevado, es competitivo dentro de su gama, destacándose por su versatilidad y rendimiento.
En conclusión, la Microsoft Surface Pro 11 es una opción muy válida para usuarios que busquen combinar las ventajas de una tablet y un portátil en un solo dispositivo, siempre que estén dispuestos a afrontar los retos que supone la transición a Windows en ARM y las limitaciones actuales en el soporte y rendimiento de aplicaciones específicas.
