Se está escribiendo menos ciencia ficción que nunca, y la culpa no la tiene ni la falta de ideas ni la falta de lectores

La literatura de ciencia ficción parece estar perdiendo su resonancia en el ámbito literario contemporáneo, desplazada por subgéneros de fantasía y por géneros con un atractivo más inmediato para el público actual, como el «romantasy». A pesar de que las décadas anteriores vieron un auge en la ciencia ficción, especialmente con libros dirigidos al público joven adulto que abarcaban temáticas distópicas, las cifras actuales muestran un declive en su popularidad. Ejemplo de ello es que, en la presente década, muy pocos títulos de ciencia ficción han logrado posicionarse entre los más vendidos en Estados Unidos.

Sin embargo, este cambio de interés entre los lectores no solo se debe a una preferencia por géneros más ligeros o románticos, sino también a una saturación de contenidos audiovisuales que abordan historias de ciencia ficción y fantasía, ofreciendo a los espectadores una forma más directa y visual de consumir este tipo de narrativas. Además, se plantea que la realidad actual, por momentos distópica, podría estar rebasando la imaginación literaria de escenarios futuristas, oscureciendo el interés por explorar estas temáticas a través de la lectura.

A esto se suma una crisis creativa en el ámbito de la producción cultural, donde prevalecen secuelas y franquicias sobre trabajos originales. Tal estancamiento también se refleja en el ámbito de la ciencia ficción, un género históricamente alimentado por la innovación y el riesgo. Sin embargo, aún hay esperanza para este género, apoyada en autores que, aunque quizás no masivamente populares, continúan explorando nuevas direcciones y preguntas, manteniendo viva la esencia innovadora de la ciencia ficción. La clave estaría en valorizar la perpetua evolución del género más allá de su presencia en listas de superventas, permitiendo así que la ciencia ficción siga siendo un espacio de exploración literaria relevante.