Un equipo encabezado por Cailbhe Doherty de la Universidad de Dublín ha realizado una revisión innovadora sobre la precisión de los relojes inteligentes, diferenciándose por actualizar sus resultados conforme aparece nueva evidencia. La investigación inicial abarcó 904 estudios, de los cuales 24 revisiones sistemáticas cumplieron con los criterios establecidos, involucrando a 430,465 participantes y evaluando dispositivos de marcas destacadas como Apple, Fitbit, Garmin, Samsung y Polar.
La revisión mostró que los relojes inteligentes poseen un sesgo promedio de ±3% en la medición de la frecuencia cardíaca y son altamente precisos en la detección de arritmias, con una sensibilidad del 100% y una especificidad del 95%. Sin embargo, tienden a sobrestimar la capacidad aeróbica (VO2max), con un error promedio de ±15.24% durante las pruebas en reposo y de ±9.83% durante el ejercicio. Además, existe una considerable variabilidad en la medición de la intensidad de la actividad física, un error absoluto promedio que oscila entre el 29% y el 80%, según la intensidad.
Los dispositivos usualmente subestiman el número de pasos realizados y el gasto energético, este último por aproximadamente −3 kcal por minuto. La precisión en la medición de la saturación de oxígeno en sangre difiere en promedio hasta un 2%, mientras que el tiempo total de sueño es habitualmente sobrestimado por los dispositivos, superando el error porcentual absoluto generalmente el 10%.
Estos hallazgos señalan importantes limitaciones en la precisión de los relojes inteligentes para varias mediciones de salud, si bien destacan por su capacidad para medir la frecuencia cardíaca y detectar arritmias. Las discrepancias encontradas subrayan la influencia de los diferentes algoritmos y metodologías utilizados por las marcas en los resultados obtenidos, lo que contribuye a la variabilidad de precisión entre dispositivos. Este estudio resalta la necesidad de considerar estas limitaciones al depender de wearables para monitorear indicadores de salud.
