si sus espías hablaban euskera como un código secreto

Las historias de espionaje, llenas de agentes dobles y conversaciones cifradas, han capturado la imaginación del público a través de la cultura popular y hechos históricos. Un aspecto menos conocido, pero igualmente fascinante, es el uso de idiomas poco comunes para mantener la seguridad de la información. En este contexto, el euskera se presenta como un candidato ideal, tanto por su complejidad lingüística como por ser un idioma menos hablado globalmente.

La leyenda de los espías vascos y el euskera se remonta al siglo XVI, con Aimée de Urtubia, quien enviaba información estratégica en euskera a Felipe II sobre los conflictos religiosos en Francia y Navarra, asegurando así que solo personas conocedoras del idioma pudieran entenderla. No obstante, la fama del euskera como ‘código’ no se limita a esta época. Durante la Segunda Guerra Mundial, surgió la idea de que el euskera fue utilizado por espías para transmitir mensajes indescifrables por el enemigo. Aunque se mencionó la posibilidad de los «basque code talkers» al estilo de los navajos en Estados Unidos, investigaciones mostraron que, aunque se consideró la idea, nunca se implementó oficialmente.

Sin embargo, se confirma la participación de espías vascos en el conflicto, como José Laradogoitia Menchaca, alias «Bromo», que trabajó como agente doble. La contribución de los vascos a los esfuerzos de espionaje en la guerra, aunque no necesariamente a través del uso del euskera como código, subraya la versatilidad y la innovación en las tácticas de inteligencia.

Estas historias entretejen realidad y mito, revelando cómo el ingenio humano y la singularidad cultural pueden jugar roles cruciales en la intrincada danza del espionaje internacional. Aunque la idea de los «basque code talkers» pueda haber resultado ser más leyenda que hecho, el euskera y sus hablantes han dejado su huella en la historia del espionaje, ofreciendo una perspectiva única sobre la complejidad de la comunicación en el mundo del espionaje.