Steve Jobs, el legendario CEO de Apple, tenía una rutina peculiar para sus desplazamientos entre su hogar en Palo Alto y la oficina central de Apple en Cupertino, California. Manejaba un Mercedes-Benz SL55 AMG valorado en aproximadamente $120,000, un lujo accesible para muchos en el epicentro tecnológico de Silicon Valley. Sin embargo, lo que distinguía su automóvil de otros era la ausencia de una placa de matrícula, una característica que le permitía mantener un grado de anonimato en sus desplazamientos.
La solución de Jobs para circular sin matrícula sin infringir las leyes de California residía en un ingenioso uso de las regulaciones locales, las cuales permiten a los vehículos nuevos circular sin placa hasta por 180 días. Jobs aprovechaba esto renovando su Mercedes cada seis meses mediante un acuerdo de leasing que le permitía obtener un modelo idéntico, manteniendo así su privacidad sin desobedecer la ley.
Este deseo de privacidad era una constante en la vida de Jobs, quien era conocido por sus hábitos únicos y su tendencia al minimalismo. A pesar de su fortuna, evitaba la extravagancia en ciertos aspectos de su vida, como la decoración de su hogar, mientras se permitía lujos en otros, como la construcción de un yate de $120 millones que reflejaba la estética de los productos de Apple.
La personalidad de Jobs se manifestaba en múltiples facetas de su vida personal y profesional, mostrando un equilibrio entre la simplicidad y la indulgencia en lujo, siempre con un enfoque en la innovación y la privacidad. Este enfoque único en la vida le hacía destacar tanto en su liderazgo en Apple como en sus elecciones personales, incluida la peculiar gestión de su vehículo.
