En Bruselas, considerada la capital europea del cómic y hogar de icónicos personajes como Tintin y los Pitufos, se está viviendo una intersección notable entre la industria del cómic y el avance de la inteligencia artificial (IA). Mientras la IA ofrece herramientas potencialmente útiles para los creadores, se expresa una preocupación generalizada por su uso sin restricciones, especialmente hacia las IAs generativas. Esta preocupación se centra en el «expolio» y la utilización no ética de obras con derechos de autor para entrenar estas tecnologías, poniendo en jaque la originalidad y el esfuerzo de los creadores humanos.
Autores reconocidos, como Elías Taño y Albert Monteys, han criticado el aprovechamiento económico que se hace de obras protegidas sin una compensación o reconocimiento adecuado a los autores originales. Las leyes de copyright actuales, como la Directiva sobre Derechos de Autor en el Mercado Único Digital de 2019, aún no abordan de manera efectiva el uso de la IA en esta esfera, dada su naturaleza reciente y su capacidad para «aprender» de materiales creados previamente por humanos. Sin embargo, existe esperanza de que la futura Ley de IA, prevista para mediados de 2025, establecerá normativas claras que exigen autorización para el uso de contenidos protegidos, con el fin de proteger los derechos de los creadores.
En contraposición a estas perspectivas, algunos artistas exploran las posibilidades que la IA puede ofrecer para optimizar tareas repetitivas, sugerido por NIX (Marnix Verduyn), un dibujante belga con formación en ingeniería informática. Al integrar la tecnología IA en su proceso creativo, NIX sugiere un uso más equilibrado que podría permitir a la industria europea competir globalmente. La discusión en torno al uso de la IA en el cómic europeo destaca un balance necesario entre innovación tecnológica y respeto por los derechos de autor, lo cual es un tema pendiente de regulación más clara y justa.
