El Gobierno chino está invirtiendo masivamente en su industria de semiconductores, crucial para liberarse de la dependencia tecnológica extranjera debido a las severas sanciones impuestas por EE.UU. y sus aliados. La falta de transparencia no permite saber el monto exacto de estas inversiones, aunque se destacan importantes subvenciones para fomentar el uso de GPUs para IA y una inyección de 41.000 millones de dólares para desarrollar tecnología de litografía avanzada propia. Este esfuerzo refleja la urgencia de China por alcanzar la autosuficiencia en un sector estratégico ante un contexto internacional desafiante.
Paralelamente, Japón está incrementando sus inversiones en semiconductores para revitalizar su presencia global en esta industria. Aunque el monto total no supera al de otros países líderes como EE.UU., Alemania, Francia o el Reino Unido, la inversión japonesa es significativa cuando se comparada con su PIB. Tokyo Electron juega un papel fundamental en este avance, evidenciando la ambición japonesa de competir a nivel de las mayores potencias en la fabricación de semiconductores.
Corea del Sur también considera su industria de semiconductores como estratégica, no solo en este campo sino también en la producción de paneles OLED y baterías. El Gobierno surcoreano defendió con éxito a sus gigantes, Samsung y SK Hynix, frente a las restricciones de EE.UU., y anuncia grandes inversiones, como la creación de un centro de semiconductores de 470.000 millones de dólares y un paquete de ayuda de 19.000 millones de dólares para apoyar a la industria. Esta iniciativa busca asegurar el liderazgo de Corea del Sur en el mercado global y responde a la importancia de esta industria, que representa un 18% de las exportaciones del país.
