Japón es reconocido por una cultura laboral exigente y jornadas de trabajo extensas, donde la lealtad y el compromiso de los empleados a menudo los ponen en situaciones de riesgo extremo para su salud y bienestar. Sin embargo, en un giro innovador, la división de Microsoft en Japón desafió esta normativa al implementar una jornada laboral de solo cuatro días a la semana para sus empleados durante un verano, sin reducir su salario ni exigir compensaciones temporales. Esta medida buscaba explorar cómo se podían mantener o incluso mejorar los resultados de la empresa con menos tiempo de trabajo.
En agosto de 2019, Microsoft Japón puso a prueba esta iniciativa, otorgando a sus 2,300 empleados cinco viernes libres consecutivos. El llamado «Work-Life Choice Challenge 2019 Summer» tenía como objetivo experimentar con una optimización de los procesos laborales, reduciendo tareas improductivas y transformando la estructura de las reuniones, las cuales fueron limitadas a 30 minutos y fomentando las modalidades remotas.
Los resultados fueron impresionantes: la productividad, medida en ventas por empleado, aumentó casi un 40% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Además, se observó un ahorro significativo en costos operativos, evidenciado por una reducción del 58,7% en la impresión de documentos y una disminución del 23,1% en el consumo de energía.
Esta experiencia no solo mejoró la productividad y eficiencia de Microsoft Japón sino que también impulsó un debate más amplio sobre la flexibilidad laboral y el bienestar en el lugar de trabajo. La compañía demostró que la eficiencia no depende únicamente de las horas trabajadas, sino de cómo estas se utilizan. Al adoptar herramientas digitales y replantear el modelo tradicional de jornadas laborales, Microsoft Japón se posicionó como pionero en Asia, promoviendo modelos de trabajo alternativos para atraer y retener talento.
