La inteligencia artificial generativa (GenAI) ha transformado la manera en que creamos contenido digital, con herramientas populares como ChatGPT, Midjourney o Suno AI facilitando la generación de textos, imágenes y música. Estas herramientas funcionan gracias a modelos de lenguaje avanzados que requieren una vasta cantidad de datos y procesamiento, llevado a cabo en centros de datos con hardware especializado como las unidades H100 de NVIDIA. Estos centros de datos, esenciales para el funcionamiento de la GenAI, consumen cantidades significativas de recursos, particularmente agua y energía.
El impacto ambiental del auge de la GenAI es considerable, especialmente en términos de consumo de agua. Microsoft ha reportado un incremento del 34% en su consumo de agua entre 2021 y 2022, coincidiendo con el lanzamiento y entrenamiento de ChatGPT por parte de OpenAI, la cual utiliza los servicios de Azure AI de Microsoft. Google también experimentó un aumento del 20% en su consumo de agua durante el mismo período. La conexión entre el uso de GenAI y el incremento en la demanda de agua es clara, con un estudio revelando que una solicitud de correo electrónico de 100 palabras en ChatGPT puede requerir hasta 519 mililitros de agua.
Estos datos subrayan las preocupaciones medioambientales asociadas con los centros de datos, impulsando a las compañías tecnológicas a buscar soluciones innovadoras para reducir el consumo de recursos. Microsoft, por ejemplo, ha experimentado con centros de datos submarinos, mientras que otras compañías, como Meta y Google, exploran ubicaciones para sus servidores que minimicen el impacto ambiental. A pesar de estos esfuerzos, la expansión de la infraestructura de GenAI continúa, ya que las inversiones en centros de datos crecen para soportar el desarrollo y despliegue de modelos de inteligencia artificial cada vez más exigentes.
