Un videojuego está reclutando a las mentes más brillantes de Rusia para la guerra. El problema es que todavía van al colegio

En una maniobra impactante, Rusia ha revelado la existencia de una colosal fábrica clandestina de drones de guerra en Alabuga, Tartaristán, mostrando a través de un video cómo un ejército de jóvenes, en su mayoría adolescentes, ensambla estas máquinas de combate. Este esfuerzo forma parte de una campaña mucho más amplia de militarización de la juventud rusa, llevada a cabo bajo la apariencia de programas educativos y de entretenimiento.

Desde el verano de 2022, Rusia, mediante la plataforma Berloga («Guarida del oso»), ha estado reclutando escolares en un programa de capacitación técnico-militar disfrazado de videojuegos y concursos, con el objetivo de desarrollar y utilizar drones. Este programa fue aprobado directamente por el presidente Putin y enmascara el reclutamiento con relatos infantiles donde «osos inteligentes» simbolizan a Rusia, enfrentándose a las «abejas», que representan a Ucrania.

Berloga es solo el inicio. Se extiende a una red de iniciativas educativas dirigidas por la Agencia para Iniciativas Estratégicas del Kremlin, que incluye plataformas de seguimiento estudiantil y competencias tecnológicas con aplicaciones militares veladas. Los estudiantes destacados son incentivados con beneficios académicos y profesionales, y se les orienta hacia el sector de defensa.

Estos programas exponen a los jóvenes a una realidad donde la tecnología civil y militar se confunden intencionadamente, con el gobierno promoviendo activamente esta fusión como una vía hacia la «soberanía tecnológica». Sin embargo, detrás de este esfuerzo se esconde una preocupante violación de los derechos de los menores y las implicaciones éticas de utilizar a niños en la producción y desarrollo de armamento, en clara contradicción con principios internacionales.

En este contexto, Rusia parece estar preparando a una generación para la guerra, incapaz de distinguir entre tecnología civil y militar, y normalizando su participación en el conflicto armado desde la infancia. Esta iniciativa contrasta agudamente con los programas ucranianos, centrados en la defensa civil y el primeros auxilios, destacando la profundidad y la naturaleza problemática del adoctrinamiento técnico en Rusia.