Dos meses después del adelanto por Financial Times sobre los cambios esperados por la nueva comisaria europea de Competencia, Teresa Ribera, se confirma que su enfoque difiere notablemente del de su predecesora, Margrethe Vestager. Ribera parece inclinarse más hacia el fortalecimiento competitivo en lugar de la prevención de la concentración de mercado que caracterizó la era Vestager, quien enfatizaba la importancia de mantener bajos los precios como principio legislativo.
Ribera, en sus primeros tres meses en el cargo, ha introducido tres ejes principales en su estrategia: innovación, reinversión, incluyendo criterios ambientales y sociales. Deja claro que el precio dejará de ser el único criterio para Bruselas, promoviendo una política en la que las empresas puedan pensar a largo plazo sin estar asfixiadas financieramente.
Este cambio en política llega en un momento crucial para la telecomunicación europea, destacado por el MWC de este año, donde las telecos presentaron un frente unido pidiendo consolidación sobre la base de que Europa tiene muchas operadoras para su población comparado con Estados Unidos, lo que ha afectado negativamente su valor bursátil. La necesidad de inversiones para tecnologías como el 5G y la IA es crítica para no quedarse atrás.
Ribera apunta a una era de «campeones continentales» que puedan competir globalmente, en línea con las recomendaciones del Clean Industrial Deal y el Informe Draghi. Marc Murtra, de Telefónica, parece estar listo para aprovechar esta nueva orientación, anticipando posibles adquisiciones si Bruselas flexibiliza las regulaciones.
La estrategia de Ribera incluye también la posibilidad de fusiones transfronterizas y domésticas para aliviar costos duplicados y fortalecer la posición en bolsa de las telecos, sugiriendo un equilibrio entre crecimiento y responsabilidad ambiental y social.
Este giro estratégico busca posicionar a Europa en un lugar competitivo globalmente, no solo basado en costos sino también en innovación y sostenibilidad. Si Ribera logra implementar estas ideas en políticas concretas antes del verano, 2025 podría marcar el inicio de una nueva era para las telecomunicaciones europeas, alejándose definitivamente del enfoque de Vestager centrado exclusivamente en el precio.
